02 octubre 2012

Españoleando


Reina del duende: La vida, los amores y el arte de una mujer apasionada, Pastora Imperio
María Estévez  (con la colaboración de Héctor Dona)
Roca Editorial, 2012
ISBN: 978-84-9918-497
308 páginas
18 €


José María Moraga
Acaso harto de ‘critics' darlings’ y de esperar la última novedad que revolucionará la literatura me decido a hincarle el diente a un libro por la única razón que lo hacen millones de lectores todos los días: su contenido. Es decir, de qué trata, un libro que me interesa, del que no espero experimentación formal ni que sacuda los cimientos de mi mundo ético. Parece mentira, pero la mayoría de la gente escoge sus lecturas por este motivo. Bromitas aparte, me he echado encima la responsabilidad de reseñar Reina del duende (2012), biografía novelada de la bailaora-icono Pastora Imperio, artista imprescindible del siglo XX español, de la que confieso que no sabía nada o casi nada, pero de la que siempre había oído referencias.
Lo primero que debo manifestar es que me he enterado de muchísimas cosas sobre Pastora Imperio, en ese sentido el libro cumple su cometido a la perfección. Huyendo del academicismo -no diré del rigor-, se trata de una biografía novelada. Como novela, literariamente no vale mucho, tampoco lo pretende, pero es lo suficientemente entretenida como para que enganche, lo cual no es decir poco. Como biografía, Reina del duende incluye mucha información, infinidad de anécdotas engarzadas como las cuentas de un rosario, a veces de manera un poco forzada. ¿Era necesario que un viandante que comenta los disturbios en la Fábrica de Tabaco de Sevilla a finales del siglo XIX nos recordara quiénes eran las Cigarreras y cuál su papel en la sociedad de la época? Desde el punto de vista narrativo no, desde el informativo, viene bien para divulgarles a los lectores el contexto histórico.
La narración es secundaria en este libro, la mayor enjundia la portan los pasajes dialogados, auténticas dramatizaciones de las escenas principales de la vida de Pastora Imperio. Los diálogos son frescos, cargados de información y aunque en ocasiones pequen de inverosimilitud (¿De verdad Carmen Flores comentaba en su camerino en 1938 que en Madrid ya no quedaban intelectuales?), se nota un gran esfuerzo porque resulten legibles, ágiles y nunca nunca aburridos. El habla andaluza de la Imperio y su séquito, teñida de caló, queda reflejada con más o menos fortuna, y el conjunto, aunque claramente una recreación, no llega a chirriar por lo impostado en ningún momento, al menos a mí no me lo pareció.
Como buena biografía el libro cuenta las luces y sombras de la trayectoria de la artista, un personaje de los que los anglosajones califican como “más grande que la vida”. Lejos de la hagiografía, Reina del duende incide en los turbulentos amores de Pastora Imperio: su tormentoso y fugaz matrimonio con el torero Rafael “El Gallo” (el de las ‘espantás’), su relación clandestina con el Duque Fernando de Borbón, de la que nacerá una hija ilegítima y la adoración que sintió por ella durante una larga época el empresario argentino Luis Mitre. El subtítulo de Reina del duende reza: “La vida, los amores y el arte de una mujer apasionada”, y es cierto que si bien los amoríos de la folclórica ocupan una sustanciosa porción del libro, su arte y su carrera profesional quedan también profusamente documentados.
Por supuesto que el personaje sale bien parado, se le acaban perdonando todos sus excesos por mor de su arte, su duende y su carácter excepcional de mujer pionera, anhelante del voto femenino y el divorcio, capaz de pegarle un tiro a un duque, de poner de rodillas a un periodista para que le pidiera perdón por haber publicado que ella fumaba o de conducir una máquina de tren entre Sevilla y Córdoba. Todas esas cosas las hizo Pastora Imperio y más. Triunfó bailando y cantando a ambos lados del Atlántico, tuvo a sus pies al rey Alfonso XIII, fue musa del 98, modelo para Romero de Torres o Benlliure, amiga íntima de Mata Hari, de la Argentinita, se codeó con Joselito e Ignacio Sánchez Mejías, e inspiró a Manuel Falla la composición de El amor brujo.
Pese a ser una mujer y una artista plenas del siglo XX, siento que la figura de Pastora Imperio no pudo beneficiarse de los medios de reproducción mecánica que hicieron de otras posteriores como Concha Piquer, Estrellita Castro o Lola Flores auténticos mitos audiovisuales. Si bien es cierto que participó en un ramillete de películas y que sus éxitos quedaron ampliamente documentados en la prensa de la época y por las plumas de muchos escritores coetáneos, no goza Pastora Imperio de discos de éxito reconocibles por el gran público, cronológicamente no pudo ser una estrella de la radio o el cine, y eso, a la larga pienso que le ha restado poder de permanencia en el imaginario colectivo español. Por este motivo saludo al libro escrito por María Estévez con la colaboración de Héctor Dona (ambos descendientes, de Rafael “El Gallo” y Pastora Imperio, respectivamente) como un interesantísimo relato que nos acerca a la vida de una artista importantísima a la que España debería estar más reconocida.
Tengo un pero que ponerles a los autores. Nacida en 1889, Pastora Rojas Monje -llamada “Imperio” por Jacinto Benavente- duró hasta 1979 pero Reina del duende se interrumpe en el año 1944. A partir de ahí, una sucinta nota da cuenta de los jalones de su andadura posterior, sus aventuras como empresaria y algunos otros pormenores vitales. Ignoro -porque no se explica- cuál es el motivo que llevó a cortar el libro en ese momento preciso. Seguro que a partir de entonces la vida de Pastora no fue tan apasionante, o tan relevante para el público, pero yo me he quedado con ganas de conocerla más. Y esto supone todo un piropo a un libro que, salvo algunos errorcillos veniales (el Cristo de El Gran Poder de Sevilla no sale de la Iglesia de El Salvador…  Segismundo Casado era coronel y no general republicano…), resulta muy interesante y que recomiendo a todo el que quiera acercarse a esta figura de nuestra cultura tan poco conocida.

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