16 mayo 2012

El día que el bosque de Birnam subió a Dunsinane


Macbeth

William Shakespeare

Libros del Zorro Rojo, 2012

ISBN: 978-84-965-0929-0

152 páginas

26,90 €

Traducción de Ángel-Luis Pujante

Ilustraciones de Ferenc Pintér

Prólogo de Jorge Luis Borges



José María Moraga

Hay figuras cuya estatura, influencia o calidad son objeto de polémica y puede ser que el genio para unos sea un payaso para otros. Hay quien equipara a Sylvester Stallone con Orson Welles y Charlie Chaplin, ecuación que pudiera parecer chusca pero no tanto si recordamos que ellos tres comparten el honor de haber estado nominados a los Oscars al Mejor Guión y Mejor Actor el mismo año por la misma película. Otras, en cambio, parecen haber conseguido una aceptación universal, nadie las pone en duda NUNCA y habitan el Olimpo, el Parnaso y el Paseo de la Fama de Hollywood si se tercia. Una de las figuras colosales del segundo tipo es William Shakespeare, poeta y dramaturgo inglés de hace cuatro siglos que casi sin cuestionamiento es considerado el mejor del mundo de cualquier época.

Precisamente Orson Welles realizó adaptaciones de varios de sus textos, siendo mi favorita Macbeth (1948), la obra que hoy nos ocupa. No voy a hacer yo ahora una reseña de Macbeth, solo nos faltaba eso. Doctores tiene la Iglesia, y más aún la shakespeariana. No es que nunca haya leído o estudiado a Will, ni haya visto en escena o pantalla muchas obras suyas. Es solo que un clásico como Macbeth está más allá de este tipo de cuestiones, y pienso que lo interesante aquí es hablar de esta edición en concreto, de esta “adaptación”. Macbeth, la obra de Shakespeare que me da en la nariz está en la actualidad más en boga. ¿Será porque en ella aparecen gobernantes crueles y sanguinarios? También en Ricardo III,  y esa no tiene tantos 'fans'.

Macbeth, “la obra escocesa”, como dicen que dicen los actores para evitar la mala suerte, ¡cómo olvidar la escena en que los Simpsons hablan sobre esta obra con Ian McKellen a la puerta de un teatro en Londres! Su influencia es incalculable: recordemos como botón que de ella sacó Faulkner su título para El ruido y la furia. Recordemos los versos de nuestro premiado Luis Alberto de Cuenca, quien cita la obra en varios de sus poemas (muy famosamente en “Shakespeare y Rita”). La lista sería interminable. Ahora tenemos el gusto de recibir la edición ilustrada que Libros del Zorro Rojo ha sacado de la obra escocesa, Macbeth con ilustraciones que Ferenc Pintér realizó en 2002. El volumen incluye un prólogo de Jorge Luis Borges, quien también dedicó muchas páginas al “Bardo inglés”, y el texto de Borges supone un grato pórtico de entrada a un libro que es una delicia tener entre las manos. No solemos hablar en este blog de las cualidades materiales de los libros reseñados pero me vais a permitir que me reitere: el Macbeth de Libros del Zorro Rojo es una auténtica preciosidad, pasar las páginas se convierte en un placer.

Por todo lo anterior me parece que esta edición supondría una delicia para cualquier adolescente o joven que no haya leído o visto la obra con anterioridad, el texto se dispone en la página de forma clara y elegante y las ilustraciones de Pintér (pictóricas, no se trata de un cómic) convierten el libro en todo un álbum. Para el resto de lectores… es un caprichito. Todo Macbeth sigue estando ahí: las tres brujas con sus inexplicables predicciones, la cativa Lady Macbeth -arquetipo de mujer entremetedora-, Macbeth el rey usurpador, Duncan, Malcolm, Macduff… conforman la tragedia en cinco actos de sobra conocida sobre la ambición humana y la legitimación última del poder.

Siempre se ha dicho que Macbeth (relacionada con sucesos históricos medievales) tuvo su base en las Crónicas de Holinshed (como tanto en Shakespeare), que la obra está dedicada al rey Jacobo I de Inglaterra (y VI de Escocia) para hacerle la pelota, pero el Macbeth real e histórico hace mucho tiempo que fue superado en el imaginario colectivo por el personaje shakespeariano, uno de sus grandes protagonistas masculinos junto a Hamlet, Otelo o el Rey Lear. Su poder para fascinarnos y horrorizarnos, para servirnos de ejemplo de hasta dónde puede llegar la ambición desmedida, para recordarnos que todos los humanos somos susceptibles de una “caída” es tan inmenso que da igual si el Macbeth real mató a Duncan en tal o cual año, en Cawdor (como dice la obra) o en Glamis (como aseguran los guías de este último castillo escocés, donde nació la famosa Reina Madre).

Macbeth vive en nosotros porque es un poco nosotros y viceversa, perdón por la simpleza pero no estimo necesario oscurecer con farfolla  lo que se entiende a primera vista. Dense un paseo por la edición ilustrada que hoy traemos aquí y gócenla. Y espántense con las láminas de Pintér, autor italo-húngaro siempre contestatario con el poder, quien consigue hacernos vibrar con sus sangrientas escenas que tan bien plasman toda la fuerza dramática de la obra, resumiéndola como esas fotografías promocionales que se ponen a la puerta de las salas de cine junto a las sinopsis.

A título personal, podría confesar que siempre he sentido un poquito de tirria hacia la adoración desmesurada que se tiene por William Shakespeare (no sé si se ha notado en el primer párrafo). “Juerguista con protesta”, señalo empero los libros que me leo para Estado Crítico con un separalibros traído de Stratford, cuna del “Cisne de Avon”. Y es que, por mucho que queramos restarle a su imagen o socavarla (como en la peli Anonymous, de 2011), su influencia es tan grande que no podemos negar la evidencia. William Shakespeare es el ‘crack’ de la Literatura Universal, el Superautor. Y aunque no soy tan osado como para decir que Macbeth sea su mejor obra, sí estoy dispuesto a confesar sin problema que esta edición de Macbeth sería una valiosísima adición a cualquier biblioteca.

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