17 febrero 2011

La nueva Europa


Tea-Bag

Henning Mankell

Tusquets, 2010. Colección "Andanzas"

ISBN: 978-84-8383-263-9

374 páginas

19 €

Traducción de Francisca Jiménez Pozuelo


Rafael Suárez Plácido

Jesper Humlin, el protagonista de la novela, se pregunta mientras habla con su editor: “¿Qué está pasando en el mundo editorial sueco?”. Todos los personajes quieren escribir una novela. Concretamente, los suecos desean escribir una novela policíaca. Todos creen, además, que están dotados para hacerlo. Y la industria editorial parece tener cabida para todos ellos. Tras el éxito mundial de ventas de Stieg Larsson, editoriales de todo el mundo reclaman novelas de este tipo y de esta procedencia. Nunca he entendido estos manejos de la industria cultural: el afán por copiar lo que ha tenido éxito. Y ocurre igual en el cine y en la música, donde el concepto “industria” es aun más pertinente. En lugar de analizar en profundidad las razones de un éxito concreto, que existen, se fijan en algunos parámetros, los más simples habitualmente, y se lanzan a la búsqueda de productos más o menos parecidos.

Algo es cierto: para un lector español la sociedad sueca es casi tan exótica, como pueda serlo la japonesa. Los días tan cortos o tan largos, los horarios diferentes, las relaciones personales, a menudo tan frías como el clima o incluso el tuteo. ¿Pero esto justifica la avalancha de productos que se acumulan en las mesas de novedades de nuestras librerías? La literatura sueca es poco conocida en nuestro país. Quizá hasta hace un tiempo la autora más conocida fuera Astrid Lindgren. Me gustó su libro de relatos Mi mundo perdido. Ella sí tenía historias que contar. Para un lector sueco, hasta hace unos años, el escritor vivo de referencia era Jan Guillou. De sus libros traducidos me quedo con Coq Rouge (Alianza Cuatro), que inaugura la novela de espionaje en la Suecia de post guerra. Pero hace ya unos años que hablar de narrativa sueca es hacerlo de Henning Mankell. Su saga del inspector Wallander ha sido recibida con agrado por la crítica y los lectores de todo el mundo. Continuó la tradición de Guillou, o del cine de Bergman, que nos ofrecía la dureza de las relaciones personales en su país y las contradicciones de esa supuesta sociedad perfecta. Y todo enmarcado en unas tramas atractivas y entretenidas para el lector. Mankell es una referencia para los amantes de la literatura de género en medio mundo. Pero él, en cambio, decidió irse de su país y vivir en Mozambique, donde dirige un grupo de teatro, su actividad preferida. Nunca dejó de mostrar esas inquietudes en novelas algo más alternativas, que las editoriales de todo el mundo (Tusquets en España) le editaban atraídas por el señuelo de la saga de Wallander. Pero ahora que todo el mundo padece esta fiebre por la literatura policíaca nórdica ha decidido poner fin a esta saga, con su novela anterior, El hombre inquieto, y volcarse en ese otro mundo que le apasiona.

Suecia, como toda Europa, está cambiando. La multiculturalidad es ya un hecho en nuestras calles, en nuestras escuelas, en el mercado laboral. En Tea-Bag nos muestra un personaje, Jesper Humlin, poeta sueco de cierto éxito, que perfectamente podría ser español, con relativo éxito de ventas para lo que es la poesía, que vive de sus conferencias, talleres o lecturas. Sus problemas son un mundo para él: relaciones personales, presión del editor para que escriba una novela… ¡policíaca! Y también sus problemas económicos, derivados de la crisis. En una de sus lecturas conoce a tres chicas inmigrantes que le piden que les enseñe a escribir, porque piensan que así podrán salir de la miseria en la que viven. Y un Humlin que inicialmente no está interesado en hacerlo, va cediendo y las va conociendo. Entre esas tres mujeres destaca Tea-Bag, una chica probablemente nigeriana que ha pasado por el horror en un viaje a través de toda África y Europa (desgarrador su paso por España), y no lo ha abandonado en Suecia. Sus historias son lo mejor de la novela, que no es de las mejores del autor, pero sí es una novela digna. Aún está por escribirse la novela sobre estas chicas, sobre la nueva Europa. De las novedades traducidas del sueco me quedo con El cielo a medio hacer, del poeta Tomas Tranströmer (editorial Nórdica), pero, ya digo, Tea-Bag es un libro digno.

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